Arroyos: vivitos y coleando

Las fuertes lluvias que han caído en los últimos días sobre barranquilla ha causado graves emergencias, dejando a varias personas atrapadas entre los arroyos que cubre algunas vías. Foto: cortesía.

POR CARLOS HERRERA DELGÁNS

Quienes pensaron que los embravecidos arroyos en la ciudad habían desaparecido con la construcción del alcantarillado pluvial, se equivocaron, puesto que estos siguen causando estragos y paralizando la urbe.

Siguen los ciudadanos viviendo días de pavor y angustia a consecuencia del intenso invierno que azota al país y en especial a Barranquilla, donde verdaderos ríos recorren a altas velocidades calles y avenidas de la ciudad arrasando todo a su paso y dejando zozobra y pérdidas materiales incalculables.

No es que se hayan erradicado, como piensan las autoridades locales con la construcción del alcantarillado pluvial, es que se trasladaron a otros sectores para sembrar el miedo, puesto que el volumen de agua que cae es superior al que drena el sistema, situación que no previeron los ingenieros contratistas al diseñar la obra.

Si la precipitación cae sorpresivamente en las horas de la noche cunde el pánico y la gente permanece en vela por la tragedia que pueda suceder y los habitantes de la calle no pegan los ojos temerosos que las embravecidas aguas los arrastren.

Hay que esperar pacientemente que caiga el chaparrón para observar la velocidad endemoniada que alcanzan las aguas, las cuales traen consigo vidas humanas, colchones, muebles, vehículos livianos y pesados que ondean como si fueran figuras de papel. Como el perro muerto de pelos dorados y dientes brillantes flotando en las turbulentas aguas llevando encima dos jóvenes gallinazos de pasajeros.

Para apreciar mejor la situación hay que situarse en una de las tiendas de la calle 54 con carrera 37 y contemplar detenidamente el paso del arroyo Felicidad, con sus afluentes, que desciende con furia por la carrera 27 para sobrepasar el alcantarillado pluvial que inicia en dicha carrera con la calle 57 y seguir su recorrido para empalmar con la carrera 38 y proseguir de largo hasta la Cervecería Águila. Fue la situación que vivieron en días pasado los transeúntes y propietarios de establecimientos comerciales asentados en la Avenida los Estudiantes, a la altura de la calle 54 por donde descendía el arroyo.

Es la misma situación que padecen cada vez que llueve torrencialmente los residentes de las carreras 20, 19 y subsiguientes con el arroyo de la carrera 21, al mudársele al sector para vivir su propio calvario. Ni se diga en el barrio Abajo, donde doña Felicidad no ha sido exterminada del todo. Todavía quedan secuelas.

El intenso invierno que azota a la ciudad ha sido la prueba reina para valorar la alta ingeniería con que fue construido el alcantarillado pluvial, que viene de la administración de Elsa Noguera, segunda de Alex Char y continua con el gobierno de Jaime Pumarejo, sin variación alguna en los estudios y diseños, a pesar de los fenómenos que se presentan, los cuales han desnudado las falencias del proyecto.

Al escampar se observan los operarios de la empresa Triple A S.A ESP retirar de las rejillas del alcantarillado pluvial la basura que la ha taponado, desde hojas y ramas de árboles, escombros, toneladas de arena y desechos arrojados por los ciudadanos.

La temporada invernal atípica ha sido la prueba de fuego para demostrar la verdadera capacidad de evacuación de las aguas lluvias por el sistema de alcantarillado pluvial. Se podría asegurar que el sistema colapso por las falencias que presenta en descargar el líquido, el cual se desbordar por el caudal, quedando la duda en los estudios y diseños realizado los ingenieros contratistas que tal parece no previeron fenómenos climáticos como el de la Niña que azota a la ciudad.

En fin, el alcantarillado pluvial que viene construyendo la administración distrital para solucionar el problema de los temibles arroyos en la urbe presenta deficiencias, puesto que el volumen de agua que recorre las vías han burlado el sistema para anegas calles y avenidas y seguir causando estragos.

Nuestra meta es acabar con los arroyos en Barranquilla. Ya hemos acabado con los más temibles, ahora estamos trabajando para acabar con los arroyos barriales y tributarios. Iremos lentamente incorporando todos los arroyos en un sistema pluvial que será mantenido por la ciudad y de esa manera podremos vivir en una ciudad sin arroyos, con alcantarillado pluvial y con calidad de vida”, dijo el alcalde Jaime Pumarejo el pasado 14 de septiembre de 2020 al dar apertura a los trabajos en la carrera 38 con calle 54.

Las autoridades meteorológicas pronostican que el fenómeno climático de la Niña se extiende hasta el mes de diciembre. Siento mariposas en el estómago.

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