Consulta popular

Encuesta que puede ser cerrada o abierta, es lo que deben acordar las directivas de las organizaciones con los precandidatos.

POR CARLOS HERRERA DELGÁNS

Una de las luchas incesantes de Luis Carlos Galán fue la consulta popular como mecanismo democrático para seleccionar el candidato oficial del Partido Liberal a la Presidencia de la República. Se empleó a fondo y se enfrentó a enconados enemigos para que esta figura quedara insertada en los estatutos de la organización y de esta manera limar las asperezas al interior del partido.

Galán regresó al oficialismo, luego de acordar con el presidente de la colectividad Julio Cesar Turbay Ayala el mecanismo de la consulta popular para escoger el candidato del partido a la Presidencia de la República. De esta manera el líder popular se convirtió, luego de años en disidencia, en precandidato liberal para disputar la candidatura oficial del partido de gobierno. El resto es historia.

Escogido el candidato oficial del Partido Liberal, por este mecanismo, el resto de organizaciones políticas implementó dicha figura para seleccionar su candidato, lo cual enriqueció la democracia participativa interna, al entregar a los electores la responsabilidad de escoger en las urnas el candidato único de la organización. 

Figura innovadora en su momento que en el transcurrir de los años se ha desdibujando por lo permeable que es. Al establecer los partidos las reglas de juego para escoger el candidato notaron que no solamente podían votar los militantes y simpatizantes por el precandidato de sus preferencias, sino que militantes de otras organizaciones políticas también podían hacerlo. Fue la puerta abierta que vieron precandidatos para buscar apoyo electoral, lo cual satanizó el mecanismo por lo vulnerable que se convirtió.

Los partidos buscaron remedios para atacar el mal. Uno de ellos fue que la consulta no fuera abierta sino cerrada o interna, donde participara únicamente la militancia carnetizada para de esta manera garantizar transparencia en la elección. Sin embargo, son pocos los avances alcanzados por esta figura que perdió respaldo y confianza por la manipulación que ejercen los dueños del poder en los partidos políticos, que terminan metiendo mano para ayudar al precandidato de sus preferencias.

Para corregir las falencias, las organizaciones políticas acudieron a la organización electoral para brindar garantías a los precandidatos, sin embargo, el remedio fue peor que la enfermedad, puesto que la corrupción se filtró para desnaturalizar la figura que con el tiempo ha quedado en desuso y durmiendo el sueño de los injustos.

Al interior del Pacto Histórico –PH– se viene hablando de la figura para escoger el candidato único de la alianza a cargos uninominales (Gobernación y alcaldías). Mecanismo que ha ganado adeptos y detractores.

Los simpatizantes la miran como la figura idónea para escoger el candidato único de la alianza y de esta manera llegar unificados a las elecciones de octubre de 2023, puesto que la polarización le viene haciendo un tremendo daño a la alianza; mientras que los que no simpatizan con la figura la desconocen, alegando que es un desgaste innecesario que pondría en riesgo la posibilidad de disputar, con opción de ganar, la Gobernación de Atlántico y la Alcaldía de Barranquilla, por lo que proponen que la escogencia sea a dedo.

Los movimientos y partidos políticos que integran el PH les suena que la elección de los candidatos sea por este mecanismo popular, puesto que ven la única forma de limar las asperezas al interior, ante tanta desinformación que se viene generando lo cual ha permeado la alianza, al punto de presentar grietas que los alejan cada día de la unificación. Fue lo que se vio en las elecciones internas de la universidad del Atlántico, donde las diferencias floraron entre un bloque de Colombia Humana y el Pacto Histórico, dilapidando la posibilidad de alcanzar asiento en el Consejo Superior con los representantes de los docentes, egresados y exrectores.

Los que simpatizan con la consulta popular para seleccionar los candidatos únicos de la coalición rechazan las imposiciones que quieren implantar un reducido grupo al querer acomodar candidato a Gobernación y a Alcaldía del distrito.

De los partidos de la alianza el más dinámico es el de Colombia Humana, donde el diputado Nicolás Petro, hijo del presidente de Colombia Gustavo Petro, alzó en días pasados el brazo al exconcejal Máximo Noriega, para postularlo como su candidato a la Gobernación del departamento, lo cual desató, minutos después, una tempestad borrascosa en la militancia que considera que el hijo del presidente no asume el rol que le corresponde, como es ser árbitro para dar garantías a las demás tendencias de la colectividad y no revestirse de omnipotente para imponer aspiraciones caprichosas, lo cual contribuye a dividir aún más la organización, que construyó con esfuerzo, producto de sus luchas sociales, su señor padre. 

La consulta popular como mecanismo idóneo para elegir el candidato oficial de una organización política es válido pero riesgoso por los entuertos que pueden presentarse a mitad de camino, lo cual desnaturalizar la figura, que al final no sería una elección de los militantes y simpatizantes de la organización sino de otras organizaciones interesadas en que se escoja el que más le convenga.

De ahí que los partidos políticos se inclinan, por la lección aprendida, por una encuesta de opinión, la cual les entrega tranquilidad, transparencia y garantiza el milagro que todo el mundo termina aceptando los resultados arrojados por esta.

Encuesta que puede ser cerrada o abierta, es lo que deben acordar las directivas de las organizaciones con los precandidatos.

Los estatutos de Colombia Humana en el inciso dos del artículo 55 establece taxativamente: “Se establecerá una fecha de apertura y otra de cierre de la inscripción de los interesados. De existir varios candidatos se utilizará el mecanismo de consulta interna”.

Si se inscriben dos precandidatos deberán aplicar el espíritu de dicho artículo para garantizar derechos y deberes. La militancia espera ansiosamente otras postulaciones para enriquecer el debate interno.

En el Pacto Histórico cada partido debe seleccionar su precandidato a los cargos uninominales para posteriormente establecer las reglas de juego de cuál será el mecanismo idóneo para seleccionar el candidato único a las elecciones locales y regionales de octubre de 2023. Es el camino espinoso que está por recorrer.

¡A nuestros lectores les deseo Feliz Navidad y venturoso año 2023! Nos vemos Dios mediante.

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