El gran acuerdo nacional  

La mayoría del espectro político, social y económico ya está en disposición de avanzar al gran acuerdo nacional. Es el momento de renunciar a toda clase de sectarismos, explicó Iván Cepeda Castro. Foto: Prensa Pacto Histórico.

POR CARLOS HERRERA DELGÁNS

No habían transcurrido seis días de la elección de Gustavo Petro, cuando los partidos políticos tradicionales, que no lo apoyaron en su elección, anunciaban respaldar su agenda legislativa para el próximo cuatrienio. ¿Sorpresa o admiración?

Tres factores jugaron a favor de esa decisión colectiva. El primero el acuerdo nacional que ha convocado el presidente electo para sacar adelante las reformas que requiere con urgencia el país, que se hunde en arenas movedizas; el segundo la designación del senador Roy Barrera para que sea el próximo presidente del Senado en la legislatura que se instala el próximo 20 de julio y el tercero el tono conciliador del presidente electo, el cual petrificó al más exacerbado de los antipetristas.

Empiezo por el primero. El gran acuerdo nacional convocado por el presidente electo sorprendió a sus más enconados contradictores. Esperaban sentados en taburetes y con vasos de whisky en la mano que este ordenara tocar los tambores de guerra para lanzarse a la persecución suicida y aplastarlos por viejas rencillas políticas.

El grito de guerra nunca apareció. Lo deseaban para juntarse en el Congreso de la República y consolidar una mayoría que bloqueara y torpedeara la obra de gobierno del próximo gobierno, para de esta manera tumbar uno a uno sus ministros mediante la figura de la moción de censura, para posteriormente ir por él.

Sun Tzu dijo: “Mantén a tus amigos cerca, y a tus enemigos más cerca”. Fue la estrategia aplicada por el presidente electo para deponer los odios y los resentimientos acumulados por muchos años, que lo único que han causado es dividir e incendiar el país y tenerlo al borde del colapso.

El segundo factor es el anuncio hecho por el presidente electo del nombre del senador Roy Barrera para que sea el próximo presidente del Senado en la legislatura que se instala el próximo 20 de julio. Designación que levantó una tormenta en un vaso de agua al interior del Pacto Histórico puesto que quienes aspiraban a esa dignidad son amigos históricos de Gustavo Petro.

Gustavo Bolívar y Alexandre López, se creían los ungidos, por su trayectoria de lucha política al lado del presidente electo. Derecho más que merecido, sin embargo, la decisión tomada busca más que eso, que las fuerzas políticas en el Congreso rodeen al próximo gobierno para garantizar de esa manera que las iniciativas que presente no tengan percance alguno en su tránsito para convertirse en ley de la República

Demostró el presidente electo madures política en la decisión, al tener presente que el juego político no se hace con el corazón sino con la cabeza. Con Barrera el presidente electo busca vasos comunicantes con las fuerzas políticas en el Congreso de la República para garantizar apoyo legislativo a las iniciativas. Y Barrera es quien puede garantizar ese acercamiento por tener la experiencia, el olfato y el tacto político, puesto que los conoce como la palma de su mano en sus miradas y en su respiración. Se mueve en esas aguas embravecidas salpicadas de pirañas y cocodrilos como pez en el agua. Con Bolívar y López no lograba ese acercamiento por sus temperamentos y egos, puesto que la clase política les hiede a cadáver.

Y el tercero factor, el tono utilizado por el presidente electo para convocar el gran acuerdo nacional. Iniciativa que no solo sedujo a los partidos políticos, sino también a los industriales y gremios económicos del país, luego de evaluar la situación con el próximo gobierno accedieron ponerse a disposición para trabajar de la mano una vez este asuma las riendas del Estado.

Tan tangible es la convocatoria del presidente electo que, sin pensarlo dos veces, extendió la invitación, para que haga parte también del gran acuerdo nacional, a su más enconado contradictor político, el expresidente Álvaro Uribe. Desde entonces, rayos y centellas cayeron en el Centro Democrático. Los militantes reaccionaron a la invitación, argumentando que el pensamiento de Petro es contrario a la filosofía uribista.

Respondieron por inercia los senadores electos Miguel Uribe Turbay, María Fernanda Cabal y Paloma Valencia deslegitimando la invitación. Sin embargo, el expresidente respondió con un trino: “Agradezco la invitación del Presidente Gustavo Petro. Acudiré a la reunión en representación del Centro Democrático. Son visiones diferentes sobre la misma patria”. Se espera que el presidente electo figue la fecha, el lugar y la hora para el encuentro histórico.

Con este giro de 180 grados que da el presidente electo, se nota a un hombre maduro, que ha asimilado el sistema envejecido y arcaico de hacer política en el país y que la única forma de renovarlo y quitarle privilegios a sus actores es haciéndolos participe de su propia transformación.

Cambiar de la noche a la mañana esa vieja cultura de la compra de voto y de la trampa en el conteo y reconteo de los sufragios es una tarea titánica que se logra con un acuerdo nacional, partiendo de una cruda realidad, y es que no solamente están contaminados del letal virus los partidos políticos sino también el electorado.

Los partidos políticos en Colombia son tan desagradecidos como la mascota que muerde al que le da de comer en la mano. Es la lealtad que reclaman los furibundos uribistas a las organizaciones que se saciaron en el gobierno de Duque y que hoy se deslizan apoyar al nuevo gobierno.

Llegan temerosos con piel de vellocino, pero todos saben que son temibles lobos de nieve. Bueno, el que no arriesga un huevo no saca un pollo.

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