La política revuelta

La llamada a indagatoria al exsenador Arturo Char por la Sala Especial de Instrucción de la Corte Suprema de Justicia y las investigaciones que adelanta la Fiscalía y Procuraduría General de la Nación al diputado Nicolás Petro, hijo mayor del presidente de la República, tienen a los electores de ambos bandos, charistas y petristas, en un limbo, al encontrarse en un callejón sin salida, sin posibilidad alguna, por el momento, de salir.

La principal fuerza política del departamento Cambio Radical liderada por la poderosa casa Char, ostenta la Alcaldía Distrital por cuatro periodos consecutivos y la Gobernación, sintió el llamado que hizo la Sala Especial de Instrucción al exsenador Arturo Char, quien tendrá que comparecer a la citación este jueves 13 de abril para responder por las investigaciones que se le sigue por los presuntos delitos de concierto para delinquir y corrupción al sufragante.

Situación que tiene en vilo a los máximos dirigentes de la casa Char, que de alguna manera se sienten afectados por la suerte que pueda correr el exsenador Arturo, por las graves acusaciones que pesan sobre él.

El jefe natura de la casa política el exsenador Fuad Char reiteró en una ocasión que la exsenadora Aida Merlano no tiene una sola prueba que los comprometa en la financiación de su campaña eleccionaria en el año 2018.

Sin embargo, los hechos que rodean al exsenador Arturo Char indican todo lo contrario. Un claro indicio es haber renunciado a su investidura de senador para que su caso pasara a jurisdicción de la Fiscalía General de la Nación por las investigaciones que adelantada la Sala Especial de Instrucción.

El que no la debe no la teme. El hecho de haber renunciado a su investidura de senador para que su caso pasara a la Fiscalía es un mal síntoma que se puede entender, ya lo arrojarán las pruebas, que hay responsabilidad en las acusaciones de la alta corte por las pruebas recaudadas lo cual lo comprometen de los presuntos delitos antes citados.

Es la situación que atormenta a la cúpula de la casa Char, que de alguna manera los descontrola para pensar reposadamente en las elecciones venideras, donde se juega su futuro político.

Entretanto, el escándalo desatado por la expareja de Nicolás Petro, tienen a la militancia del petrismo intranquilo y desmotivado por un hecho que no debió suceder por el desgaste realizado para que Gustavo Petro obtuviera, en la segunda vuelta presidencial, una estruendosa votación en Barranquilla y el Atlántico, con la cual soñaban mantener en las elecciones de octubre.

El escándalo desatado es un duro golpe al estado anímico de la militancia y simpatizantes del petrismo al creer por primera vez que a la casa Char les había salió el pollo que los derrotara en las urnas.

La proyección estaba trazada. Sin embargo, este último acontecimiento no ha sido asimilado aún del todo por los simpatizantes más que por los militantes para ser una opción que dispute la Gobernación y la Alcaldía de Barranquilla.

El resplandor del escándalo terminó achicharrando la aspiración del exconcejal Máximo Noriega, mano derecha de Nicolás Petro, el cual venía impulsando para que fuera el candidato oficial de la Colombia Humana y posteriormente del Pacto Histórico a la Gobernación.

A pesar de que Noriega sigue en la contienda con el fin de ganar la consulta interna de su partido a realizarse este 15 de abril, el entusiasmo de la militancia se ha desvanecido al quedar vinculado al proceso que se le sigue a Nicolás. Sin embargo, por rango constitucional, los ciudadanos gozan de la presunción de inocencia la cual deberá demostrarse en los estrados judiciales cuando sea requerido por un juez de la República.

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