La tempestad terminó

El preside Iván Duque, que el próximo 7 de agosto deja el cargo

A escasos cinco días de culminar el periodo constitucional del presidente Iván Duque, son muchas las frustraciones que deja entre sus compatriotas. Una de la más sentida, la cual no resolvió o mejoró fue las condiciones de vida de millones de ciudadanos de los sectores populares. Al final, los más retrecheros a la hora de valorar la gestión del mandatario, a pesar de que este diga lo contrario, que cumplió.

Más amargo es el sabor a cobre que siente en el paladar el mandatario al tener que entregar el cargo a su contradictor político más enconado, Gustavo Petro, a quien mastica, pero no traga. El 7 de agosto se verán los rostros por última vez.

Los medios de comunicación empezaron a hacer un balance de estos cuatro años de gobierno del presidente saliente. En la mayoría de sectores, a los que se comprometió trabajar, no alcanza a llegar al 40% de ejecutorias, lo que para muchos analistas fue más el desinterés del mandatario en enfrentar los problemas del país.

El diario capitalino El Espectador (EE) en su edición digital del día 30 de julio hace una radiografía de las promesas cumplidas e incumplidas del gobierno del presidente saliente. Por ejemplo, en el tema de seguridad, una de las banderas del presidente Duque, la cual fue fortalecer a la fuerza pública en la lucha contra las organizaciones criminales para someterlas al imperio de la ley, al terminar el cuatrienio los resultados fueron a medias, puesto que el país se siente más inseguro con el recrudecimiento del orden público, donde el Clan del Golfo le declaró la guerra al Gobierno Nacional al colocarle precio a la cabeza de los agentes del orden. Los pistoleros andan desatados matando a cuanto policía encuentren en la vía.

En materia política se raja también el mandatario al no cumplir su promesa de que el Estado asuma la financiación de las campañas electorales, tanto a cuerpos colegiados como a cargos uninominales, lista cerrada, devolución de los recursos por parte de los partidos políticos en el evento de que no alcancen el umbral, elección a los cuerpos colegiados máximo por tres periodos y pérdida de la personería a las organizaciones en el evento en que los gastos superen los topes establecidos por la ley.

Con respecto a la propuesta de reducción de los costos para la contratación pública no se cumplió, por ejemplo, el uso de “blockchain” para contrataciones menores no se implementó. Como tampoco se cumplió la promesa de contratación directa limitada y de aplicación estricta, y mucho menos la puesta en marcha del mecanismo para que la ciudadanía denunciara los actos de corrupción, ya sea por línea telefónica o por redes digitales.

Otra de las propuestas que fue engavetada fue la ley que reglamenta el cabildeo, donde se buscaba implementar un registro para estas actividades en el Congreso de la República.

Uno de los sectores que se puede decir cumplió, no el 100 por ciento, el presidente Duque fue en educación. El diario capitalino relaciona estos logros: profesores con estudios de alto nivel, incentivos de reconocimiento y recompensas enfocadas en la capacitación; creación de un fondo para maestrías en el exterior para los docentes –Ser Profe Paga–; jornada única para todos; cambios en los pagos de cuota del Icetex y condonaciones parciales de los créditos. En salud, la gestión del presidente fue unas de cal y otras de arena, toda vez que cumplió a medias. Por ejemplo, en la financiación al déficit del sistema en el que se garantizará el flujo de dineros en menos de 90 días y sanción a

las EPS que incurran en actos de sobornos, de acuerdo a lo establecido en el punto final. En cuanto a la propuesta de que la administración hospitalaria estaría en manos de profesionales idóneos, escogidos por méritos y evaluados con regularidad y remuneración de las EPS por calidad, en ninguna de las dos cumplió.

Mientras que, en el sector de infraestructura, como lo dijo el exvicepresidente Germán Vargas en una de sus columnas en un diario capitalino: “al presidente lo llevaban a inaugurar tramos de obras”.

En cuento a oferta laboral, el desempleo en el segundo trimestre del año, abril-junio, se ubica con el 11.3 por cientos, el difícil fiscal el cual sobrepasa los 83 billones de pesos, el difícil comercial y el monetario, se salieron de su cauce. La informalidad se ubicó en más del 40 por ciento, lo que se traduce que más de 5 millones de colombianos viven del rebusque. Entretanto, el presidente Duque deja un país sumergido en una pobreza monetaria que supera el 39 por ciento. Es decir, que de cada 100 colombianos 39 viven en condiciones de vida inferiores al mínimo aceptable. Mientras que la miseria extrema se ubica en el 10.3 por ciento.

Si bien es cierto que muchos de los indicadores se vieron afectados por la pandemia de la Covid-19, las medidas del Gobierno Nacional fueron tibias en la destinación de los recursos para contrarrestar los efectos devastadores de esta, las cuales se vieron envueltas en graves brotes de corrupción. Es decir, que los corruptos hicieron fiesta con la feria de contratos adjudicado a dedo por el gobierno del presidente Duque, que poco o nada hizo para combatir enérgicamente este flagelo de la sociedad, que se traga anualmente más de $50 billones.

Podemos decir con certeza que la corrupción hizo fiesta y entregó medallas de oro en el gobierno que culmina el próximo 7 de agosto. Para muchos analistas el presidente Duque deja una mala gestión como gobernante al terminar con una imagen desfavorable del 60 por ciento y una

favorables del 31 por ciento, según la firma Datexco, y da catedra de mal gobierno al dar ejemplo de que la corrupción si paga, por todos los casos de corrupción en las que se vio envuelta su administración.

Alguien se atrevió a decir que la tempestad terminó.