
Una de las actividades más nobles de la humanidad es la política, la cual me desanima por momento de sus encantos ante la gresca que protagonizan los que se hacen llamar los lideres inmaculados del país.
Radiografía de lo que hemos visto en los últimos días. Un expresidente acudiendo al malabarismo de circo para eludir la justicia, un presidente salpicado con dineros oscuros que presuntamente ingresaron a su campaña electoral, un alcalde maravilla con la coroza de intocable, pero jaspeado por uno de sus alfiles mas cercanos al llevarlo contra las cuerdas al anunciar su voluntad de colaborar con la Fiscalía General de la Nación para destrabar el entramado malévolo tejido por el mandatario y una clase politiquera corrosiva que despedaza el país por sus interese personales al mantenerse en el poder a como dé lugar, no puede ser el referente de una sociedad que aspira derrotar sus males: corrupción, desempleo, desigualdad, pobreza, inseguridad, narcotráfico y otros demonios que nos persiguen.
Las redes sociales se volvieron tóxicas al ser utilizadas para difamar, calumniar y cobrar venganza mediante información mentirosa, amañada y en muchos casos montajes para confundir a los cibernautas de lo que sucede realmente en el país.
La red más adicta y a la que acuden los dirigentes políticos para desahogarse es X, al convertirla en un cuadriláteros donde se combate sin verse los rostros. Es aberrante como utilizan este medio para discutir sus diferencias, tanto mujeres y hombres, al conjugar el mismo verbo para embestir y descalificar a su contradictor. Caso del presidente de la República, en el ojo del huracán, al responder desde su cuenta las diatribas en su contra, llevándolo a un desgaste que lo intranquilizan para gobernar. No desaprovecha el jefe de Estado oportunidad alguna para colgar información que desvele como se han robado el país. Los opositores, al caerles el guante, no entran en vaina al responder destilando veneno de serpiente. No se controvierte con altura sino montando espectáculos con fuegos artificiales para sacar réditos.
Contienda en la que terminan involucrándose los medios de comunicación cuyos propietarios son los mismos dueños de los medios de producción en el país al mantener en alto la espada de Damocles para publicar el mínimo error en que incurra el Gobierno Nacional. Todo un establecimiento enfilado contra un presidente que ha tocado los más enconados callos. Y tal parece que duele, y mucho. Nunca se había visto tanta desinformación contra un gobierno como el actual. Información sesgada con tufillo de derrocar. Un expresidente que elude el juicio acudiendo a argumentos salidos de tono al retocar una y otra vez la violación del debido proceso para dilatar con el fin de que se llegue al término de la prescripción. La Corte Suprema de Justicia, la Fiscalía General de la Nación y hasta un tribunal han reiterado que las pruebas que se le sindican gozan de la valoración científica y no política. Discute como cualquier ciudadano de a pie un peso cobrado de más por un café callejero, lo cual erosiona la forma de impartir justicia en el país y un mensaje errado el que recibe la sociedad de quién dirigió sus destinos.
Desde su cuenta en X despliega el mínimo detalle para deslegitimar el aparato judicial que lo juzga y que cada vez que acude a el con remedios accesorios para revertir la decisión contra sus interés le han fallado en contra para que el proceso continúe su curso. Se espera la decisión de la acción impetrada en días pasados contra la juez que lleva el caso al rechazar con argumentos sólidos la recusación solicitada por el abogado del expresidente al tildarla de no actuar de manera imparcial. Lo que debería garantizar el expresidente es facilitar el trabajo a la justica para demostrar su inocencia, renunciando a los términos de la prescripción en el evento que se llegue a esa instancia para que no fenezca el proceso y no quede el tufillo de quedar liberado por la falta de tiempo. Sería muy bajo y un mal precedente.
Y en lo doméstico un alcalde con coraza de intocable al petrificarse con la información que circuló el pasado 11 de febrero por los medios de comunicación al darse a conocer la sorpresiva carta enviada a la Fiscalía General de la Nación por nada más y nada menos que por Héctor Amaris, conocido en el mundo de las intimidades como el ‘Oso Yogui’, hombre de entera confianza del mandatario, al desaparecer misteriosamente en el 2019 para bajarle la temperatura al escándalo desatado por la excongresista Aida Merlano. Desde entonces no se sabía nada de su paradero, hasta que decidió romper su silencio con la misiva enviada a la Fiscalía, en la que manifiesta estar disponible cuando lo requiera el órgano instructor para escucharlo en los temas que plasma en la carta. Casos específicos de la Triple A, ARCO, Aida Merlano y Supertiendas Olímpicas. La pregunta que se hacen muchos: ¿qué lo llevó a tomar semejante decisión, poniendo en riesgo su vida y la de su familia?
El alcalde Char y su señor padre, me imagino, se mantienen trasnochados por lo que pueda revelar el ‘Oso Yogui’ a la Fiscalía, no en Barranquilla donde nada pasa, sino en Bogotá, sobre su pasado oscuro, poniendo en riesgo su futuro político como el de las supertiendas. Escándalo mayúsculo que en nada beneficia a la ciudad por el entramado oscuro que se teje para mantener el poder a cualquier precio. Diecisiete años en el poder en la Alcaldía se torna sospecho que algo extraño ocultan. Es lo que debe revelar sin tapujos el ‘Oso Yogui’, el hombre de la prueba reina. La perversa, mafiosa y tóxica dirigencia política que gobierna el país cree que al invertir enormes sumas de dineros en las campañas electorales puede acceder al poder con la pretensión de saciarse de los dineros públicos como dé lugar, con la estrategia que mejor les ha resultado: sobornar las tres ramas del poder público, sin quedarse por fuera, los medios de comunicación del establecimiento, para quedar todo bajo tierra. Es el Estado que debemos soportar los ciudadanos.