
Cada día que transcurre en el gobierno de Eduardo Verano es agonizante. Su Rostro se descompone con facilidad y se torna rojo como una remolacha ante la cascada de problemas heredados del gobierno anterior. Encontró el semáforo en rojo lo que lo limita a gobernar como en sus dos gobiernos anteriores donde la abundancia fue generosa.
La situación que atraviesa es financiera al condicionarlo a resolver los problemas que asfixian al departamento, de ahí su angustia. Situación que me recuerda las peleas de título mundial de Fidel Bassa, al ganar milagrosamente después de recibir una paliza de padre y señor. Cada vez que terminaba un raund nos levantábamos de los asientos con la zozobra de que el título se nos iba. De repente toma un segundo aire en los últimos raund para emparejar el combate y ganar con los colombianos apretando el trasero.
Las deudas heredadas de la exgobernadora Elsa Noguera, la llave cerrada por el gobierno del presidente Gustavo Petro, al no invertir en el Atlántico, las exigencias asfixiantes del clan Char, la oposición milimétrica de los diputados Sergio Barraza, Isabela Pulgar y Alfredo Varela y la gestión nula de los congresista del Atlántico en la gestión de partidas tienen al mandatario pariendo en seco por el cumulo de problemas sin posibilidad alguna de resolverlos con los ingresos propios del departamento.
Las obras desfinanciadas heredadas es la tragedia que vive en carne propia el gobernador Verano al tirarse al hombro, como bulto de papa, para no irritar a su salvador electoral. Inversiones como: La Gran Vía, el Mercado de la Sazón y Artesanías, en puerto Colombia, la sede de Bellas Artes, la construcción del alcantarillado de la cuenca 2 y 3 en el municipio de Palmar de Varela, el Centro Náutico del Atlántico, sin terminar fue inaugurado irresponsablemente por el gobernador Verano, los centros de Vida en varios municipios del departamento etcétera, no terminaríamos de enunciar la cantidad de obras inconclusas y desfinanciadas, que 16 meses después el gobernador Verano no asegura que las culmine.
La situación del departamental se agrava aun más con la decisión del Gobierno Nacional de cerrar la puerta a mandatarios que no sean sus aliados políticos. Verano, mantiene una relación estrecha con uno de los opositores del presidente Gustavo Petro: el clan Char, que succiona la sangre al gobierno departamental, como el conde Drácula, hasta dejarlo sin una gota.
Por momentos el gobernador se desmarcar de su salvador electoral asistiendo a los encuentros programados por el Gobierno Nacional en el departamento, pero finalmente el clan termina imponiendo su voluntad al alinearlo para que no se convierta en una oveja descarriada. Finalmente, el mandatario se resigna de su situación al dejar de insistir al jefe de Estado cualquier ayuda oficial para el departamento por la sombra que lo cubre.
Se complica aún más la gobernabilidad del gobernador Verano al tener por primera vez una oposición que lo fustiga insaciablemente ante la falta de gestión y por su tibieza a la hora de mostrar independencia política ante el clan Char que contribuyó a elegirlo, no lo eligió. Desde que se posesionaron Sergio Barraza (CR), Isabella Pulgar (PL) y Alfredo Varela (AV), no han dejado de desnudar los entuertos dejados por la exgobernadora Elsa Noguera, los dineros de la tasa de seguridad entregados en bandeja de plata a la Alcaldía Distrital de Barranquilla, el primero por $78.000 millones y el segundo un empréstito por un $1 billón para combatir la inseguridad en el Área Metropolitana, el despelote en la prestación del servicio de salud y el Plan de Alimentación Escolar (PAE) que cuatro meses después de iniciado el año escolar no ha sido contratado dejando sin alimentación a la población estudiantil de las instituciones educativas del departamento.
La contratación en la gobernación va a paso de morrocoyo. A la fecha no ha sido contratado los vehículos para el desplazamiento de los funcionarios a los municipios para el desempeño de sus funciones, el personal de apoyo a la gestión en las diferentes secretarias (OPS) está retenida por falta de presupuesto, igual situación corre el personal de la secretaría de Salud para el desarrollo de los diferentes programas.
No cuenta el gobernador Verano con la participación de los congresistas del Atlántico en la gestión de partidas e inversiones para el departamento al estar la mayoría en oposición al Gobierno Nacional. Todo lo contrario, en sus dos gobiernos anteriores, donde estas fluían en abundancia para la ejecución de obras en los municipios.
El apoyo de los senadores Efraín Cepeda (PC), Mauricio Gómez (PL), Laura Fortich (PL), Carlos Meisel (CD) y Antonio Zabaraín (CR), se esfumó como por arte de magia al apartarlos el Gobierno Nacional del Presupuesto General de la Nación, mientras los que no ayudaron a elegirlo se encuentran Pedro Flórez (PH), José David Name (La U) y Claudia Pérez (PL). Entretanto, de los ocho Representantes seis votaron con Verano: Modesto Aguilera (CR), Gersel Pérez (CR), Betsy Pérez (CR), Dolcey Torres (PL), Armando Zabaraín (PC) y Ana Monsalve (PDC), mientras que dos no lo hicieron: Agmeth Escat (PH), Jezmi Barraza (PL).
Verano se rasca la cabeza como si tuviera caspa ante la cantidad de problemas que enfrenta con los pírricos ingresos del departamento los cuales son insuficientes para cubrir la demanda de necesidades. Con la llave cerrada por el Gobierno Nacional y la nula gestión de los congresistas el mandatario de los atlanticenses atraviesa su peor momento. No desea el gobernador que amanezca un nuevo día para no tener que enterarse de la desagradable noticia que el presidente Gustavo Petro continua de espaldas al gobierno departamental, que la oposición lo ataca insaciablemente con el fin de asfixiarlo a que renuncie y que los congresistas no consiguen una bolsa de agua para calmar la sed a los sedientos.
Es el panorama de un gobierno que no es esperanzador para la gente del Atlántico. Si la situación en 2024 fue desesperante, el 2025 será asfixiante. Ya se siente.