
Qué la iglesia Católica se pronuncie públicamente sobre los problemas sociales que golpean a la ciudadana no es sorpresa para nadie, pero que lo haga por defender sus intereses no lo conocíamos o escuchábamos con tanta vehemencia. Es el caso de monseñor Pablo Emiro Salas, arzobispo de Barranquilla, al denunciar públicamente en plena Semana Santa a casas funerarias dedicadas a cobrar servicios religiosos que prestan falsos sacerdotes católicos. Es la molestia del alto jerarca de la iglesia al solicitar la presencia del ministerio del Interior y el acompañamiento del periodismo investigativo de noticias Uno.
El Lunes Santo monseñor Salas convocó una rueda de prensa para anunciar que las casas funerarias Universal y Los Olivos realizan ceremonias religiosas con sacerdotes católicos que no pertenecen a la arquidiócesis de Barranquilla, lo cual siembra un manto de duda sobre la fe de familias católicas que contratan los servicios funerarios en dichas organizaciones para sepultar a sus seres queridos.
A medida que monseñor hablaba su tono de voz se tornaba punzante para finalmente dejar la puerta abierta a una exhumación de los cuerpos para repetir la ceremonia religiosa con sacerdotes acreditados por la iglesia para que encuentren la paz eterna.
La casa funeraria Los Olivos reaccionó a las acusaciones del religioso manifestando: “El 65% de los servicios fúnebres realizados son acompañados por sacerdotes legítimamente ordenados por la Arquidiócesis de Barranquilla”.
El malestar del arzobispo se origina por la inclusión de los servicios religiosos en los gastos de sepelio que terminan prestando particulares vestidos como cura, excluyendo a la iglesia Católica de realizarlos. Es la gota que rebosó la copa para que el prelado se fuera rastra en ristre contra las casas funerarias, al usurpar sus funciones.
Desde que el religioso se atreve a anunciar los nombres de las casas funerarias es porque estas no utilizan los servicios religiosos de la arquidiócesis para ahorrar costos, incumpliendo el convenio suscripto entre las partes, lo cual afecta de alguna manera los ingresos que debe percibir la iglesia para su sostenimiento. El feligrés que requiera el servicio a domicilio de una parroquia, por ejemplo, celebración de la misa de novenario debe cancelar por adelantado para que el cura párroco se desplace a la vivienda a cumplir el servicio contratado. Bautismo, matrimonio, primera comunión en la sede de la iglesia generan un costo que debe asumir el interesado.
Las casas funerarias ofrecen al público un paquete integral de servicios funerarios en el que se incluye la ceremonia religiosa, la cual debe presidir un sacerdote católico, previo convenio con la arquidiócesis, caso contrario, se incurriría en los delitos de estafa a los familiares del difunto al prestar el servicio religioso una persona que se hace pasar por sacerdote usurpando, segundo delito, las funciones de un prelado de la iglesia Católica, al celebrar la misa.
La denuncia pública que da a conocer monseñor Salas es entendible en la medida en que las casas funerarias utilizan el nombre de la iglesia Católica para cobrar un servicio que prestan presuntos falsos sacerdotes al no estar acreditados por la arquidiócesis de Barranquilla. Es la plática que se le fuga a la congregación, la cual origina el malestar de monseñor.
La situación se torna complicada a los familiares de los difuntos sepultados en los camposantos de Los Olivos y Universal al quedar la duda de sí estos fueron enterrados con ceremonias religiosas presididas por sacerdotes de la iglesia Católica o por religiosos falsos vestidos como cura. Surge una pregunta: ¿es válido el entierro de un católico al no llevar la bendición y el rocío del agua bendita por un sacerdote ordenado por la iglesia Católica?