La peste del olvido(*)

En las postrimerías de 2024 el balance no parece ser tan favorable a las autoridades del distrito y el departamento. Un alcalde populista que ha convertido la ejecución de su plan de gobierno en una plataforma política para hacerse visible y proyectarse como un presidenciable, y un gobernador en su condición de cervatillo manso al obedecer a los intereses del mandatario distrital, el que todo lo quiere y todo lo condiciona.

El primer año de gobierno del alcalde Char y del gobernador Verano no se diferencian en absoluto de sus periodos anteriores. Persiste el mismo molde de construcción de ciudad y departamento. La obsesión del mandatario distrital de embellecer la urbe con parques y plazas sacrificando la integridad física de los ciudadanos y de los inversionistas que no encuentran el ambiente propicio para sus negocios ante la permanente ola de homicidios, extorsiones, delincuencia común, microtráfico, trancones y pare de contar, los cuales se mantienen en el tiempo ante las tibias medidas adoptadas para erradicarlos. Cientos de establecimiento comerciales han bajado las esteras al no existir las garantías para seguir operando.

Mientras el gobernador Verano, sin reflejos e intuición, no logra sacudirse de la sumisión de su salvador electoral para poner a rodar su plan de desarrollo, que nació intubado ante las medidas del Gobierno Nacional de cerrar la llave a las inversiones en el departamento, con el propósito de asfixiar la alianza entre el clan Char y la administración departamental con el fin de desamarrar el nudo gordiano que la ata. El gobernador como cangrejo de un solo hueco ha permanecido fiel al compromiso político al atravesar el desierto intrépido sin pedir una vaso con agua al gobierno central y cuando lo ha insinuado le recuerdan las condiciones para derramar las inversiones en el Atlántico.

No ha podido el gobernador reactivar el sector agrícola para volverlo productivo como en los años 80’ donde los alimentos abundaban en los hogares de los atlanticenses y en las plazas de mercado. Nueve años administrando los destino del departamento y los campesinos no cuentan con el vital líquido para regar sus cultivos. Un líder campesino manifestaba el otro día que en el departamento lo único que se cultiva es cadillo. Restan tres años para que el gobernador gestione soluciones creíbles para el sector, no con pañitos de agua tibia como ha sido su costumbre para evadir responsabilidades, sino con inversiones que beneficien a los labriegos no a los terratenientes.

Hemos recalcado hasta el cansancio que el principal mal que intranquiliza a la ciudadanía es la inseguridad por la ola de extorsiones, delincuencia común, microtráfico y asesinatos en serie en Barranquilla y el Área Metropolitana, para lo cual el gobernador desembolsó un giro al distrito de $78.000 millones para dotación a las fuerzas del orden y posteriormente la Asamblea Departamental autorizo al mandatario pignorar el recaudo de la Tasa de Seguridad a 10 años para un empréstito de $1 billón, con el fin de desembolsarlo al distrito para destinarlos a combatir las legiones del mal.

El alcalde Char, como buen malabarista, juega con la poca ejecución realizada agarrándose de encuestas de percepción ciudadana que lo colocan en el primer lugar por la labor realizada y no en resolver puntualmente los problemas de la ciudad, para lo cual lo medios oficialistas se encargan de vender la ilusión que los problemas del distrito se están solucionando, cuando en la práctica estos se mueren de la r…

Solo basta observar las estadísticas para comprobar que los problemas históricos de Barranquilla y el Área Metropolitana siguen vivitos y coleando, sin la mayor preocupación de las autoridades al seguir convencidas que con la construcción de parques y plazas, para embellecer el entorno a los barrios, están resolviendo el problema de inseguridad. A 6 de noviembre de 2024 los homicidios consumados en 2023, suman 726, para equipararse, lo que pronostica que al finalizar el año esta cifra se incrementara para complicar más la situación de orden público en el distrito la cual tiene acorralada a la ciudadanía al sentir temor al salir a la calle cuando están cumpliendo con la obligación de cancelar en la factura de energía la contribución de la Tasa de Seguridad, la cual no ven por ningún lado. Mientras la informalidad en Barranquilla se incrementó en el tercer trimestre (julio a septiembre) al pasar del 56% al 56,6%. Es decir, mas ciudadanos ingresaron a la economía del rebusque ante la falta de oportunidades laborales que no genera la ciudad. Entretanto, en el departamento, a 30 de noviembre, los homicidios o muertes violentas se elevaron a 853, sin que el gobernador se inmute. Solución: consejo de seguridad a altas horas de la noche para no resolver absolutamente nada.

De persistir la situación de inseguridad, extorsión, microtráfico, delincuencia común las posibilidades de erradicar el mal será mucho mas complejo, toda vez que los jóvenes de los barrios pobres ante la falta de oportunidades laborales deciden tomar el camino equivocado engrosando, por un salario, las filas de las organizaciones criminales.

No se vislumbra a corto ni a mediano plazo una solución esperanzadora a los eternos problemas que padece  la ciudad y el departamento por el estilo de gobernar del alcalde Char y el gobernador Verano, cegados por la vanidad de la cosmetología. La llegada de la época decembrina y la temporada de Carnaval los ciudadanos sufren de la peste del olvido al no recordar lo sucedido meses atrás.

Barranquilla y el Atlántico permanecen prisioneras en la frase lapidaria del historiador español Jorge Ruiz de Santayana, cuando dijo: “Quien olvida su historia esta condenado a repetirla”.

Desde esta columna mis deseos de que esta Navidad sea en paz y en familia.

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*Periodista y escritor