El mal momento del uribismo

El expresidente Álvaro Uribe y a su lado el presidente Iván Duque. Foto: Cortesía.

CRÓNICAS POLÍTICAS – POR CARLOS HERRERA DELGÁNS

La lucha que libra el expresidente Álvaro Uribe desde su cuenta en twitter es irritante. Cada palabra que escribe desacreditando los resultados electorales del pasado 13 de marzo, los cuales les fueron adversos al partido político Centro Democrático –CD–, lo ponen en la picota pública por la desesperación de perder el poder.

Su rostro se nota demacrado y sus cabellos de un blanco metálico producto del paso de los años, pero también por la batalla jurídica que sostiene ante las altas cortes y la disputa política con sus enconados contradictores, son el reflejo del desgaste que ha sufrido en los últimos años, donde le ha tocado defenderse para no doblegarse. Se comporta como un felino enjaulado, que ruge por momentos por el encerramiento. 

El líder a quien muchos se atrevieron a comparar con el rey Midas de la política colombiana hoy vive su cuarto de hora final. Analistas se han atrevido a decir que el expresidente es un horno crematorio que incinera al que se le acerque. De ahí la distancia que han guardado ciertos candidatos presidenciales y jefes de partidos políticos, que prefieren tenerlo a distancia. Ni tanto que queme al santo, ni tanto que lo alumbre.

Fue la experiencia vivida en carne propia por el excandidato del CD Óscar Iván Zuluaga, que renunció a la candidatura presidencial de su partido porque nunca logró remontar vuelo en las encuestas de intención de votos. Sus copartidarios lo compararon con una cometa con cola de cemento, que por mucho que soplaran los vientos esta no se elevaba.

La sombra de la pésima gestión e imagen de gobierno del presidente Iván Duque y la reputación por el suelo del máximo líder de su partido, terminaron sepultando aspiración de Oscar Iván.

El declive de las huestes uribistas

Las elecciones del pasado 13 de marzo fue el mejor termómetro para medir la fuerza electoral del uribismo. Voces al interior del Centro Democrático, que exigían al Gobierno Nacional enderezar el rumbo, se ahogaron en la sede del partido, puesto que nunca fueron oídas por el presidente de la República, y cuando se enteró, las desatendió.

Una de las férreas contradictoras del presidente Iván Duque es sin duda la senadora, de su mismo partido, María Fernanda Cabal, que, al perder la postulación de la colectividad de ser su candidata oficial, le tiene la mala.

Sobre la encuesta que realizó el partido para escoger el candidato oficial a las elecciones presidenciales del 29 de mayo, ella sintió que no le jugaron limpio, por la forma como perdió la candidatura, en la que el presidente incidió para que fuera Zuluaga. Desde entonces, ha mantenido punzantes críticas al Gobierno Nacional, en las que ha afirmado que “Duque es mamerto y el que “le cargaba la maleta” a Uribe”.

Los resultados obtenidos en las elecciones al Congreso de la República realizadas el 13 de marzo en comparación con las de 2018, es una campanada de alerta indicadora de que el CD viene en bajada. La pérdida de 6 de las 19 curules en el Senado y 16 de las 32 en la Cámara de Representantes, obligaron al expresidente Uribe convocar, dos días después de las elecciones, a sus máximos líderes a una reunión de emergencia para evaluar el descalabro electoral.

El mea culpa del expresidente no se hizo esperar. Asumió la responsabilidad de los resultados del domingo 13 de marzo por la mala reputación de su imagen, la cual se vio deteriorada para incidir finalmente en los resultados del partido, donde pierde terreno en el Senado y en la Cámara.

En dicha reunión la senadora Cabal se fue rastra en ristre contra el gobierno del presidente Duque al responsabilizarlo de la debacle del partido en las elecciones, manifestando lo siguiente: “Elegimos gobierno y no fuimos partido de gobierno. Usted (hablando de Uribe) ha sido muy prudente en evitar involucrar al gobierno, pero las consecuencias son claras desde las elecciones regionales. Aquí no disfrutamos ser partido de gobierno, aquí se gobernó con adversarios y así de claro”.

Hoy en el CD,  sin candidato oficial, disminuido electoralmente y desprestigiado, su máximo líder enfrenta una de sus peores crisis política, donde se da por cantado la pérdida del poder.

Liberales y Cambio Radical a espera que el CD defina su apoyo

Finalizadas las elecciones del pasado 13 de marzo y definidos los candidatos de las consultas interpartidistas, el panorama político se va despejando. Los jefes de los partidos Liberal y Cambio Radical oficialmente no han inscrito candidatos propios, esperando con paciencia de relojero, el desenlace de los escrutinios para tomar partido en esta primera vuelta presidencial, en la que se espera hasta el próximo 25 de marzo que se oficialice por la Registraduría los candidatos inscritos para dar inicio oficialmente a la campaña.

El partido Liberal, sin conocerse los resultados de los escrutinios, obtuvo 15 curules en Senado, una más que en las elecciones de 2018 que eligió 14; mientras que en la Cámara alcanzó 32, perdiendo, referente a las elecciones anteriores, 3 escaños, de las 35 que había alcanzado.

Entretanto, Cambio Radical de 16 curules obtenidas en las elecciones de 2018, pasa en las de 2022 a 11, perdiendo 5; mientras que en la Cámara alcanza a elegir 16 escaños, perdiendo 14 curules, de las 30 que eligió en las elecciones anteriores.

Con esos guarismos, pendiente de conocerse oficialmente por parte de la Registraduría los resultados de los E24 y E26, César Gaviria, presidente del partido Liberal y Germán Vargas Lleras jefe natural de Cambio Radical, esperan que el partido de gobierno defina el apoyo al candidato presidencial para ellos definir el suyo. Muchos dicen que es una movida por cálculo o estrategia política.

El CD para definir su apoyo electoral, convocó a la militancia y simpatizantes a una encuesta virtual para que vote por cuál de los candidatos en contienda, menos Gustavo Petro, quiere que se apoye. Mecanismo que se cierra hoy jueves 24 de marzo.

Una vez el CD defina su apoyo Gaviria y Vargas Lleras tomarán distancia para estar en orillas diferentes. Por una sencilla razón: el mal momento que atraviesa el partido de gobierno y su máximo líder Álvaro Uribe, a los relacionan con el pésimo gobierno del presidente Iván Duque, donde la desaprobación del primer mandatario llegó a 73% en el mes de febrero del año en curso, según la firma Invamer.

Sin embargo, Gaviria y Vargas Lleras no la tienen fácil en sus colectividades en donde las opiniones están divididas, por la decisión que puedan tomar para apoyar el candidato con mayor opción de ganar en la primera vuelta o pasar a la segunda vuelta presidencial.

Es el momento que esperaban estos zorros políticos, que conocen a la perfección los secretos de una campaña presidencial. Son pragmáticos a la hora de tomar decisiones para apuntarse a caballo ganador.

Saben perfectamente que los dos candidatos con mejor ubicación en las encuestas de intención de voto, Gustavo Petro y Federico ‘Tico’ Gutiérrez, necesitan de sus sufragios para ganar y de sus bancadas para garantizar la gobernabilidad en el Congreso de la Republica.

Saben también que estar al lado de Uribe corren el riesgo de quemarse por el karma que cargan de ser políticos desprestigiados, ya que no representan el querer de los ciudadanos.

Gaviria para blindarse de los calificativos ciudadanos ha construido un documento de 15 puntos con líneas rojas que debe respetar el candidato que quiera el respaldo del partido. Propuestas que incluyen mantener intacto el manejo del Banco de la República, no a la reelección presidencial, renta básica obligatoria, auxilio obligatorio para universitarios y mantener la autonomía de las ramas del poder público.

Propuestas que huelen a un acuerdo programático, pero el trasfondo es donde está el veneno, el cual es la exigencia de cuotas burocracias en el gobierno del presidente que ayuden a elegir. Para los entendidos en la actividad política es normal que las organizaciones políticas que respaldan la obra de gobierno tengan representación burocrática y de contratos, como forma de subsistir.

Una vez el Centro Democrático mueva su ficha en torno a cuál candidato presidencial respaldar, inmediatamente Gaviria y Vargas Lleras se deslizarán como serpiente hacia el otro candidato con opción de ganar. Es su estilo y por su caminar es que se conoce al pato.

El único inconveniente que tiene Gaviria en este momento es que no puede escoger a dedo el candidato a apoyar, sino que este debe salir del Congreso Nacional del partido, de acuerdo a lo ordenado por el artículo 28 de los Estatutos.

En reunión sostenía el pasado martes 22 de marzo en el apartamento del presidente del partido quedó evidenciado la división en la bancada. Unos están con Gustavo Petro y otros con ‘Fico’ Gutiérrez. Los congresistas acordaron que después de la Semana Mayor tomarán una decisión a que candidato presidencial respaldarán.

Mientras Vargas Lleras tiene el chicharrón con la Casa Char, después de la derrota de su candidato Alex Char en la consulta popular, este decidió honrar su palabra de apoyar el candidato ganador de la Alianza Equipo Colombia, el cual fue ‘Fico’ Gutiérrez.

Una vez se cierre el período de inscripción de candidaturas presidenciales, se sabrá realmente quienes son los candidatos que salen del partidor.