El tren Bocas de Ceniza tendrá dos vagones con capacidad de 70 pasajeros

  • Barranquilla, en su continuo crecimiento, conectará el tajamar occidental con el barrio Las Flores, actividad para reactivar turísticamente el sector y reanimar el vital ecosistema atlanticense en Bocas de Ceniza.
  • La introducción del tren eléctrico significa la restauración del recorrido turístico original del tren, un trayecto que evoca recuerdos, tanto para los residentes locales como para los visitantes.

En su firme compromiso por consolidarse como la biodiverciudad por excelencia, Barranquilla se ratifica y da un paso adelante con la llegada del vagón Mar, el primero de dos trenes que realizarán el histórico trayecto turístico que conectará Las Flores con el Tajamar Occidental. Su imponente arribo, la tarde de este viernes, sorprendió a los habitantes del sector, que recordaron  los paseos que antes realizaban y ahora ven con esperanza el regreso de esta atracción local.

El alcalde de Barranquilla, Jaime Pumarejo, durante el recibimiento de la primera estructura a Las Flores destacó el papel de la ciudad al convertirse en referente para la movilidad eléctrica en el país.

“Llegó el primero de dos trenes que van a pasear desde el barrio Las Flores hasta la playa de Puerto Mocho y Bocas de Ceniza. Ese gran espectáculo turístico estará prontamente rodando, y tendremos un malecón de casi 3 kilómetros que nos llevará abrazando el río Magdalena, la ciénaga de Mallorquín, los mangles hasta Puerto Mocho, la playa de Barranquilla. Será un espectáculo que traerá empleo, progreso,  calidad de vida y desarrollo económico para este barrio y toda la ciudad. Es un espectáculo que hoy se vuelve una realidad. ¡Barranquilla tiene tren y tiene playa, es un sueño cumplido!”, expresó el alcalde Pumarejo.

Los trenes, bautizados en redes sociales como Mar y Río, no solo llevarán a los pasajeros a través de una experiencia única a lo largo de 2.6 kilómetros, sino que también simbolizan el compromiso de Barranquilla con la innovación y el desarrollo sostenible. Los trenes eléctricos, construidos con una resistente estructura de acero galvanizado soldado, marcan un avance significativo en la oferta de transporte turístico público.

Retomando la historia del tren

La idea principal de los empresarios barranquilleros fue abrir la zona conocida como Bocas de Ceniza para que los barcos ingresaran a la ciudad, un aplazado por la propuesta de un sistema complejo que uniría a Barranquilla, Sabanilla, Salgar y Puerto Colombia mediante el Ferrocarril Bolívar entre 1871 y 1936, habilitando así la entrada del mar y el río hacia Barranquilla.

Más adelante, la idea del tren en Bocas de Ceniza toma fuerza. Primero, se buscaba “suprimir la barra de arena que se encontraba en la desembocadura del río hacia el mar para que los barcos pudieran entrar hasta Barranquilla y llegaran al Terminal Marítimo y Portuario. Con el inicio de la construcción de los tajamares, el agua logra gran velocidad y así se evitan la acumulación de sedimentos”, recuerda el historiador Ramón Montes.

Los trabajos se iniciaron en 1925 y concluyeron en 1936 con la apertura oficial de las Bocas de Ceniza, marcando la culminación de la construcción del puerto marítimo y fluvial en la ribera del río, en el campamento de Las Flores. “En esta área se iniciaron los proyectos del Dique Boyacá y el Tajamar Occidental y se estableció una línea férrea que facilitaba el transporte de maquinaria y rocas, fundamentales para la rectificación de la desembocadura. Así, paso a paso, se forjó la transformación de la región”, sostiene Montes.

La terminación del trabajo en los tajamares buscaba un nuevo uso para la línea férrea por donde pasaban los vagones cargados de roca. Es así como desde la década de los años 50 y de manera ininterrumpida empezó a utilizarse para paseos turísticos de las familias barranquilleras hasta 1971, año en que fue suspendido y reinaugurado el 6 de enero de 1976 para que volviera a su recorrido. De allí que el nuevo uso del tren tuviese recorridos los días domingo y feriados entre las 9:00 y 11:00 de la mañana, con una tarifa de 20 pesos por persona en aquella época.