Cada vez que la inseguridad se sale de madre las autoridades distritales justifican la situación como percepción ciudadana. Mientras tanto los ciudadanos se encierran en sus viviendas para no ser blanco de los delincuentes, que a cualquier hora del día o de la noche se desplazan por la ciudad como persona de bien, a hacer sus fechorías.
A raíz de las matanzas sucedidas en la ciudad en los últimos diez meses, la administración distrital en cabeza del alcalde Jaime Pumarejo manifiesta que “Barranquilla tiene el índice de victimización más bajo, según la empresa encuestadora Invamer, de las ciudades capitales”.
Saca a relucir el burgomaestre la encuesta de percepción ciudadana realizada por Barranquilla Cómo Vamos, la cual se realizó del 12 al 28 de diciembre de 2022, la cual arroja el siguiente resultado: 44 por ciento de los encuestados dice sentirse seguro, el 32 por ciento inseguro y el 23 por ciento ni seguro ni inseguro.
El Departamento Nacional de Estadística -DANE- publicó su más reciente encuesta de Pulso Social en la que da a conocer los resultados de dicha medición, tomando como muestra las principales ciudades capitales del país.
A Barranquilla y el Área Metropolitana no le fue nada bien en el muestreo de percepción ciudadana, donde el 75.3 por ciento de los encuestados opina sentirse inseguro. Encuesta comparativa entre los años 2021 y 2022, la cual deja muy preocupado a la administración distrital por el temor que sienten los ciudadanos al no verse protegido por las autoridades.
Los últimos hechos de violencia registrados en la ciudad es un claro ejemplo que la gente siente temor a la calle. Por mucho que el barranquillero quiera disimular la situación con su buen sentido del humor la desconfianza persiste, toda vez que no es percepción como lo quieren hacer ver las autoridades sino una realidad que aterroriza a los ciudadanos, por lo que se vive.
Como es costumbre los gobiernos de turno toman medidas cuando la situación se sale de control, aumentando el pie de fuerza e invirtiendo en la compra de más armas, vehículos y tecnología de punta. Las fuerzas del orden, policía y ejército, salen a patrullar la ciudad para devolverle a la ciudadanía la confianza perdida por tantos hechos de sangre.
Los barranquilleros se encuentran a la suerte de lo que suceda en materia de orden público. Cuando la delincuencia golpea violentamente la tranquilidad ciudadana las autoridades reaccionan para hacer prevalece el imperio de la ley, ofreciendo en la mayoría de los casos recompensas para quien dé información del paradero de los delincuentes.
El viejo y desgastado sistema de reaccionar al primer ataque criminal colapsó por el aumento de la población de antisociales, que crece al mismo ritmo que lo hace la miseria y la pobreza.
capturado el delincuente es puesto a disposición de los fiscales del caso y al revisar su historial delictivo deciden privarlo de la libertad en centro carcelario.
Ante la falta de cupo en el penal por el asfixiante hacinamiento, es cobijado con el beneficio de casa por cárcel.
Así transcurre los días, las semanas, los meses y los años con este sistema anacrónico y perverso que no ha sido solución para garantizar seguridad y tranquilidad a la ciudadanía, al colapsar sin una alternativa fresca de solución, donde el ciudadano deje de observar como la policía persigue al ladrón.
Si las autoridades pensaran un poquito más en la prevención como medida de solución para enfrentar el mal que se gesta en los estratos bajos de la ciudad los resultados serían otros, puesto que estarían evitando la consumación del delito antes que castigarlo.